Siempre he considerado a José Mourinho (José Mário dos Santos Mourinho Félix, Setúbal, 26 de enero de 1963) un tío inteligente, que además es listo, por lo que no dudo es uno de los mejores entrenadores del mundo, incluso mejor que otros que ganan más partidos que él. Lo que ocurre a veces es que lo bueno no es efectivo, entonces mandan los resultados y se impone la implacable lógica de que gana quien es mejor.
El problema de Mourinho es que además de ser bueno, él sabe que lo es y encima se lo cree. Demasiado peso para un simple humano que se siente más cerca de Dios que del hombre y que ha motivado esa base de la que ha surgido la actual problemática en que se halla sumergido, tanto a nivel de resultados como de relaciones humanas. En estos momento Mourinho no puede ser efectivo, ya que pasa más tiempo divagando y elucubrando sobre el bien y el mal que dedicándose a lo que es su trabajo, entrenar un equipo de futbol.
Como ser humano, entiendo su postura y esa transitoria paranoia que parece haberse apoderado de él y que, intuyo, con el transcurrir del tiempo y de resultados irá en aumento, eso sí, mientras siga entrenando aquí en España.
Mourinho es un animal herido. Lo hirió de muerte Josep Guardiola, con el arma del Barça, cuando en Noviembre de 2010 fue capaz de endosarle un 5 a 0 al equipo con el que Mourinho vino a triunfar. Demasiado para un ególatra cuyo desmesurado ego se impone a su capacidad de raciocino y al talento de su inteligencia.
Lamento el futuro de este gran entrenador, porque pertenece a ese tipo de chulos que, sin acabar de entender ni de defender, valoro por su osadía, su desparpajo, su sinceridad y sus verdades contra viento y marea, y es que el futuro de Mourinho aquí ya hace tiempo que está decidido.
En este país no hay sitio para Mourinho mientras estén Guardiola y su Barça.
3 comentarios:
Estoy completamente de acuerdo, es un animal herido y su herida no se puede curar aquí.
A mí me gusta este tipo pero tienes razón, es un creído.
No segueixo gaire el futbol però entenc tot el que has escrit. I la última frase molt certa.
Laura
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