Parecen evidentes los devaneos de la Real Academia Española (Fundada en 1713 y con el propósito de
«fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza»), para con la lengua española (ya no castellana), cuando los eruditos de dicha Real de la lengua han decidido ganarse parte de sus sueldos debatiendo sobre la tilde diacrítica que debe acompañar o no el adverbio “solo” (en su forma más larga “solamente), que todos sabemos se usa para expresar “Que no se incluye nada aparte de lo mencionado”
Como imagino que ante tanta deformación del lenguaje español, también llamado enriquecimiento por algunos, parece que la cosa se complica, los académicos han decido cortar por lo sano y eliminar dicha tilde, para que el escribidor de turno no tenga debate intelectual consigo mismo sobre si hay que acentuar o no la palabra de marras y se pueda quedar tan tranquilo no haciendo nada.
Me parece muy bien que ante el grado de conocimiento del lenguaje a que está llegando la sociedad actual se simplifique éste para que así puedan caer en menos errores los actuales usuarios del encadenamiento de palabras que van quedando.
El problema se provoca cuando algo útil, en cierto modo imprescindible, se anula (se esteriliza) para crear confusión en ese lenguaje que se pretende defender y enriquecer. A mí me gusta saber qué leo cuando leo, y lo de intuir lo que pretende decir quien escribe ya es o no cosa mía, pero que por culpa de las reglas de la Real Academia Española no pueda enterarme lo que el escribano de turno haya querido expresar ya me parece el colmo de los colmos.
Al hablar de palabras deduzco que una imagen (en forma de frase) vale más que mil palabras, por eso inquiero a los sesudos académicos de la actual y de momento Real (que no Irreal) Academia Española que me interpreten, tal como mandan las actuales ordenanzas académicas, esta frase que acabado de leer, porque yo mismo la acabo de escribir.
“Me gusta tomar café, solo”
¿Quién me explica qué quiero decir con lo que digo?, porque hasta yo mismo divago con lo por mí escrito.
Se puede entender que solamente tomo café y no otro tipo de bebidas o infusiones, pero también que me gusta tomar café cuando me encuentro solo y si estoy acompañado puedo beber otra cosa.
La verdad es que le doy vueltas al fastidio de la tilde y no entiendo por qué se prescinde de lo que funciona, creando confusión entre aquellos que únicamente pretenden decir lo que quieren decir.
Por todo ello, aunque sólo (yo uso la tilde porque la Real Academia española aprieta pero no ahoga “A partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, no tildar nunca estas palabras”) sea a nivel testimonial, necesito escribir en función de lo que pretendo decir.
Cuando quiera decir que me gusta tomar exclusivamente café, escribiré:
“Me gusta tomar café, sólo”
Cuando quiera referirme a que me encanta tomar café cuando estoy solo, sin compañía de nadie, escribiré:
“Me gusta tomar café, solo”
Si alguien, sea o no de la Real Academia, me aclara cada uno de los sentidos de las frase sin el uso de la tilde (diacrítica) tiene tanto mi blog como mi corazón abierto para recibirle.
PD
Texto redactado por la Real Academia Española sobre dicha tilde en cuestión:
“Principales novedades de la última edición de la Ortografía de la lengua española (2010)”
Eliminación de la tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres demostrativos incluso en casos de posible ambigüedad
La palabra solo, tanto cuando es adverbio y equivale a solamente (Solo llevaba un par de monedas en el bolsillo) como cuando es adjetivo (No me gusta estar solo), así como los demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y plurales, funcionen como pronombres (Este es tonto; Quiero aquella) o como determinantes (aquellos tipos, la chica esa), no deben llevar tilde según las reglas generales de acentuación, bien por tratarse de palabras bisílabas llanas terminadas en vocal o en -s, bien, en el caso de aquel, por ser aguda y acabar en consonante distinta de n o s.
Aun así, las reglas ortográficas anteriores prescribían el uso de tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres demostrativos para distinguirlos, respectivamente, del adjetivo solo y de los determinantes demostrativos, cuando en un mismo enunciado eran posibles ambas interpretaciones y podían producirse casos de ambigüedad, como en los ejemplos siguientes: Trabaja sólo los domingos [= ‘trabaja solamente los domingos’], para evitar su confusión con Trabaja solo los domingos [= ‘trabaja sin compañía los domingos’]; o ¿Por qué compraron aquéllos libros usados? (aquéllos es el sujeto de la oración), frente a ¿Por qué compraron aquellos libros usados? (el sujeto de esta oración no está expreso y aquellos acompaña al sustantivo libros).
Sin embargo, ese empleo tradicional de la tilde en el adverbio solo y los pronombres demostrativos no cumple el requisito fundamental que justifica el uso de la tilde diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas o acentuadas a palabras átonas o inacentuadas formalmente idénticas, ya que tanto solo como los demostrativos son siempre palabras tónicas en cualquiera de sus funciones. Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, no tildar nunca estas palabras.
Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales en los que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de despejar son raros y rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros medios, como el empleo de sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del adverbio solo), una puntuación adecuada, la inclusión de algún elemento que impida el doble sentido o un cambio en el orden de palabras que fuerce una única interpretación.