Según el diccionario de la Real Academia Española mezquino tiene varias acepciones, aunque todas entrelazados para dar un sentido común a la definición.
La primera entrada que aparece para mezquino es: “Que escatima excesivamente en el gasto”, después, “Falto de nobleza de espíritu”, y después, “Pequeño, diminuto”, luego viene, “Pobre, necesitado, falto de lo necesario”, y así hasta “Desdichado, desgraciado, infeliz”
Si analizamos el motivo por el cual el Gobierno pretende alargar la edad de jubilación a los 67 años es sólo por un motivo: Ahorrarse dinero. El Estado quiere escatimar un dinero, del que anda escaso, aplicando ese recorte a uno de los colectivos que menos se merece que se lo hurten, convirtiendo la futura ley en una injusticia que roza lo ruin y lo indigno.
Es cierto que el dinero que administra el Gobierno escasea, motivado tanto por la bajada de ingresos como por el despilfarro que éste ha venido haciendo a manos llenas, en florituras, tonterías y caprichos de tantos de lo los que maman de la teta de la política.
La Seguridad Social que llena sus arcas con las aportaciones de sus trabajadores (de esa gente que nos hemos dedicado tantos años al trabajo), parece un cajón de sastre utilizado para motivos ajenos a su única finalidad, proteger a esos trabajadores que son los únicos que han contribuido a crear su fondo.
Esas pensiones no contributivas de gente que no ha cotizado, o muy poco, pero que sin dudad tiene derecho a vivir lo más dignamente posible, y esa universalidad en la sanidad pública para aquellos que no han puesto ni un euro en la Seguridad Social, deben ser atendidos, desde luego, pero no con el dinero de los trabajadores. Debe ser el Gobierno quien destine esas partidas, y podría hacerlo eliminando esos gastos estúpidos de los que a lo largo de los años ha ido haciendo gala. Cualquier pardillo tiene su coche oficial y sus choferes con dedicación exclusiva, lo mismo para ir a un Consejo de Ministros que para comprar una pizza para el caprichoso de turno. Se pagan informes sobre estupideces para lucrar a algún “amiguete” de algún político de tres al cuarto, se llena de boato las reuniones y comilonas donde se divaga sobre el bien y el mal, y sobre todo se llega a la aberración de crear esas pensiones elitistas para políticos, al margen de la masa trabajadora, que por cuatro años de su vida, después de haber vivido amancebados, tienen el futuro asegurado sin problemas de edad. Ellos están al margen de los 65 años, de los 67 o de los años que sean.
Existe incluso en esta estrategia de alargar los años de jubilación la perversa contradicción de, con el inmoral paro que soportamos, pretender hacer seguir trabajando a los mayores, ocupando puestos de trabajos mientras tantos jóvenes se desesperan deambulando por las calles intentando lograr su primera ocupación.
Todos aquellos que vayan camino de cumplir los 65 años, y no digamos los 67, son los que nacieron al albor del franquismo, tenían por el año 1950 la dulce e inocente edad de 5 o 6 años. Ya tuvieron que sufrir en el preludio de sus vidas una crisis mucho peor, ya que no sólo fue económica, sino de valores, de dignidad y de falta de libertad. Parece que el empeño de este Gobierno sea castigar a toda una generación de inocentes.
A todos los que se dirigen hacia esa edad, que el Gobierno quiere convertir en maldita, la Dictadura les jodió la infancia y ahora la Democracia pretende joderles la vejez.
Lamentable es poco.
1 comentario:
Así se habla!!! o se escribe... Más críticas como esta y no otras como algunas de las que nos tienen acostumbrados esa pandilla de aduladores que a veces es la prensa.
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